Amenece en Lisboa. Ponemos rumbo al Autobús 727 desde donde comenzaremos nuestra visita a Belém. Antes de montar, bajamos al metro a comprar el pase de transporte publico para todo el dia. El billete vale 0,50€, pero es obligatorio recargarlo con mínimo 6,00€. Estos 6,00€ te permiten viajar ilimitadamente por la red de transporte durante 24h. ¡Merece la pena! Especialmente si te desplazas a Belém como nosotros.
En la desembocadura del Tajo, donde las carabelas emprendían sus viajes en busca de nuevas tierras, Belém permanece unida a la edad de oro de Portugal.
Fuente: Guia del Pais Aguilar: “Portugal con Madeira y las Azores».
Tomamos el bus 727 a rebosar de gente y enseguida llegamos al Monasterio de los Jerónimos. El monasterio de los Jerónimos y la Plaza del Comercio dan fe del próspero pasado luso. La larguísima cola nos indica la entrada a los claustros. Preguntamos a una encargada y nos comentó que a pesar de lo que podía poner en las guías, la entrada al monasterio en temporada alta no es gratis los domingos de 10.00 a 14.00. Simplemente es gratuita la entrada el primer domingo de cada mes, todo el día sin limitación de horario.
Un truco: para no esperar la cola del Monasterio ni de la Torre de Belem, lo ideal es comprar las entradas previamente, o bien por Internet o sino comprar entrada combinada en una de ellas para ver ambos monumentos (lo que conlleva comerse por lo menos una cola de espera)
Así que por no esperar lo que parecía mínimo 2 horas de cola bajo un sol achicharrador, entramos a ver la Iglesia que era gratis y no habia cola.
El Monasterio de los Jerónimo, Mosteiro dos Jerónimos en portugués, está considerado como la joya de un estilo arquitectónico característico portugués, el Manuelino. El Monasterio es, junto a la Torre de Belém, la visita turística más importante de Lisboa. En 1983 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
El monasterio está dedicado a la virgen de Belem, ya que se encuentra ubicado sobre una antigua iglesia que llevaba su nombre en la que los frailes daban asistencia a los marineros en viaje. Resaltar su fachada de más de 300 metros.
Monasterio de los Jerónimos
– Horario: M-D: 10.00-18.00
– Precio: Individual 10,00€. Combinada con la Torre de Belem 12,00€.
Cruzamos la Praça do Império y llegamos al Monumento a los Descubrimientos. Donde no nos esperaba ninguna cola. Desde lo alto del monumento, al que se accede mediante ascensor, se puede obtener una preciosa panorámica de 360º del Barrio de Belém
Este monumento de 52 metros de altura erigido en 1960 para conmemorar el quinientos aniversario de uno de los grandes descubridores de Portugal, el infante Henrique el Navegante, descubridor de Madeira, Las Azores y Cabo Verde.
El Monumento a los Descubrimientos contiene un grupo escultórico con forma de punta de carabela sobre el que el Infante abre camino a numerosos personajes que tuvieron que ver con los grandes descubrimientos de la historia de Portugal.
Continuamos la visita con la Torre de Belém, donde si que esperamos algo mas de una hora para poder entrar. Como os comentaba, podéis saltaros la cola comprando la entrada previamente por internet: Torre de Belém – Sáltate la cola.
Entre 1515 y 1521, Manuel I mandó levantar esta torre defensiva en medio del río. Antiguamente era el punto de embarue para los navegantes que partian a descubrir nuevas rutas marítimas, por loo que esta joya manuelina se ha convertido en el simbola de la expansión de Portugal
Fuente: Guia del Pais Aguilar: “Portugal con Madeira y las Azores.»
Salimos hacia el medio dia y no nos podíamos ir de Belém sin degustar unos típicos pastelitos de nata en la famosísima Pastelería de Belémwww.pasteisdebelem.pt. Asi que, regresamos sobre nuestros pasos y por 4,20€ salimos de allí con cuatro exquisitos pastelitos de nada. ¡Menudo ajetreo el que se vive en esa pastelería! ¡Es inmensa! Merece, sin duda alguna, la pena entrar. Aunque solo sea para husmear en sus más de 5 salitas o para usar los baños que están genial!.
Nos dieron las 16.00h y tomamos el Tram 15 dirección a la Plaza de Comercio. Buscamos por los alrededores un local para tomar una ensaladita fresquita y un refrigerio. Ese día hacia un calor agobiante.
Retomamos la visita de Lisboa, tomando el Elevador da Glória, un funicular amarillo que remonta la colina hasta el Barrio Alto, donde llegamos al Mirador de San Pedro de Alcántara. Callejeamos y en Chiado cogimos el mítico Tram 28 para las calles céntricas de Lisboa. El tram pasa por lugares tan emblemáticos como La Catedral de Lisboa, el Castillo de San Jorge, preciosos miradores en Alfama… Nosotros hicimos toda la ruta hasta el final, sin bajar, y nos dejó muy cerquita de la Plaza Figueira.
Decidimos, entonces subir al hotel en el bus 436 desde Rossio, pegarnos una buena ducha y salir a cenar. Final del día!.