Vamos a embarcarnos a bordo del MSC Sinfonia para realizar un crucero por el mediterráneo y conocer ciudades tan maravillosas como Venecia.
Un consejo que siempre recomiendo cuando se va a planificar un crucero, es intentar hacer el embarque y desembarque desde ciudades en las que no se tenga especial interés en visitar, pues casi nunca hay tiempo suficiente para visitarlas. Sin embargo, esta vez no teníamos otro remedio que tomar el crucero desde Venecia, por lo que decidimos viajar un día antes para visitar tranquilamente la ciudad. Todo un acierto, pues disfrutamos de una mañana y una tarde por Venecia
Esta opción de viajar un día antes solo es posible si coges el viaje de ida y vuelta por tu cuenta, es decir no cogiendo los vuelos chárter que ofrece la compañía de cruceros. Las ventajas que esto tiene es que puedes conseguir vuelos directos desde tu ciudad (Bilbao en nuestro caso) y además se pueden encontrar ofertas muy buenas cogiéndolo con tiempo o eligiendo compañías low-cost. El precio de los vuelos que cojas por tu cuenta puede ser inferior al que te ofrece la compañía (precio vuelo chárter 400e aprox).
Sin embargo también tienes sus desventajas. Por ejemplo si sucede cualquier imprevisto en el vuelo (cancelaciones, huelgas…) y no llegas al crucero, la compañía naviera no se hace responsable y puedes perder tu crucero. También se debe tener en cuenta que cualquier añadido ‘extra’ a lo que contrates con MSC Cruceros no dispone de seguro. Puede ser útil contratar un seguro de viaje extra que cubra el vuelo y el hotel si es que te alojas unos días antes en la ciudad de embarque. Nosotros pagamos 25e por persona para cubrir esta parte.
Nosotros para realizar el trayecto en avión escogemos la compañía Vueling. Hacemos Bilbao – Barcelona – Venecia con vuelta directa desde Venecia a Bilbao. Ahora Volotea también opera vuelos regulares a Venecia, así que merece la pena valorar esta opción también
Yo estaba algo nerviosa por el tema de las huelgas de Vueling en verano, ya que al ser operación salida, muchos trabadores de compañías escogen estas fechas tan señaladas para hacer huelga. Temía yo que no llegáramos al crucero…
Aeropuerto Marco Polo – Piazza San Marco
Sin embargo todo fue sobre ruedas. Llegamos a Venecia alrededor de las 16.00h. Desde la terminal del aeropuerto de Marco Polo nos fuimos directos a la estación de transporte marítimo Alilaguna (www.alilaguna.it), para coger un barquito que nos llevara a la Piazza San Marco, donde habíamos cogida una noche de hotel. Desde la terminal del Aeropuerto parten las líneas de Alilaguna azul y rosa que cuesta 15e por persona y hasta la Piazza San Marco tarde 1h 30 min y 1h 10min respectivamente. Una opción más cómoda, sería coger un taxi acuático, pero cuesta 100e.
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Llegamos a la estación San Marco y caminamos unos 4 minutos hasta llegar a nuestro destino, Hotel Firenze (www.firenzehotel-venice.com). El hotel es de 3 estrellas, nada extraordinario, pero con una ubicación genial, junto a la entrada a la Piazza San Marco. Además en el hotel, Andrea que trabaja en la recepción no agasajó con TIPS, sugerencias locales para dejar de lado la Venecia turística y adentrarnos en la local.
Dejamos, pues, las maletas y comenzamos a perdernos por las callejuelas de esta preciosa ciudad, no sin antes asomarnos a echar un primer vistazo a la Piazza. A estas horas de la tarde la plaza está abarrotada de turistas de todas las nacionalidades y de palomas revoloteando por doquier. Ponemos entonces rumbo al Puente Rialto, dejándonos llevar por las hordas de turistas con cámaras (en su mayoría asiáticos) que deambulan por las estrechas callejuelas. Una pena que nos topemos con el puente revestido de andamios.
Hacemos caso a Andrea y nos vamos a Campo San Bartolomo. Buscamos en uno de sus callejones el letrero de Rosticceria verde luminoso. Lo vemos de casualidad y allá que vamos a Rosticceria Gislon: «Dos mozzarella in carrozza con prosciutto por favor». Un bocado típico del local, formado por dos trozos de queso mozzarella con jamón rebozado en una masa como de churro y frito. Una bomba calórica y una delicia.
Volvemos al Campo San Bartolomo y continuamos hacia la derecha. En la calle San Giovanni Grisostomo, donde se encuentra la iglesia del mismo nombre hay varios callejones que desembocan en el Gran Canal, pero uno de ellos es el más atractivo ya que esconde una placita con un bar que tiene unas vistas muy chulas.
Tras meternos en tres callejones de forma fallida, ya por fin en el último encontramos lo que andábamos buscando, la Taverna Al Remer donde aprovechamos para probar un Spritz típico veneciano.
Ya se está poniendo el sol y en este rincón escondido en medio de todo el tumulto encontramos un precioso remanso de paz con vistas al Puente Vechio. Todo un planazo para esta tarde.
Ya cuando se acerca la hora de la cena, decidimos alejarnos del centro para ir a cenar a la zona de Cannaregio, en la calle Fondamenta Misericordia encontramos montones de restaurantes y bares de gente joven con muy buen ambiente.
Nos sentamos en la Ostaria da Rioba. Tomamos algo de carne y ensalada vegetal. De postre, como no podía ser de otra manera. Tiramisú casero. Extraordinario.
Ya son las 23.00h cuando decidimos volver al hotel. Andrea nos había sugerido tomar un vaporetto para tener la imagen desde el Gran Canal por la noche de todos los edificios importantes iluminados. Así lo hicimos, y la verdad que no se equivocaba.
Desembarcamos de nuevo en San Marco y nos acercarnos a la plaza a verla iluminada por la noche y a tomar un helado. En las terrazas de los restaurantes suena música en directo. Un fin de velada maravilloso.
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