Crónicas de una viajera

Ancona es una ciudad portuaria a situada a orillas del mar Adriático. Es la capital de la región de Marche, ubicada en el centro de Italia. La ciudad se extienda entra las laderas de 3 montes Conero, Astagno (ocupado por la ciudadela) y Guasco, en el que se eleva el Duomo.

En la ciudad se distinguen bien 2 zonas: un centro antiguo, adosado al cerro Guasco y una parte más moderna.

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Nuestra escala de crucero en Ancona comienza en la Plaza de la Republica. Tomamos el Corso Giuseppe Garibaldi y nos vamos adentrando en la ciudad. Paramos en Piazza Roma, visitando su fuente de caballitos de mar y seguimos hasta Piazza Cavour.

Una vez aquí tomamos la larga viale della Vitorria que desemboca tras algo más de un kilometro en  la Piazza 4 de Novembre. Esta piazza se encuentra Monumento a los Caídos en la Primera Guerra Mundial, el más importante de Ancona, y desde donde disfrutamos de unas maravillosas vistas de la Riviera del Conero.

Bajo los pies del monumento se encuentra la playa Passetto, rocosa y salvaje, que se extiende casi un kilómetro y medio. Si nos hubiera hecho un día menos nublado, nos hubiéramos pasado un largo tiempo refrescándonos.

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Desde aquí y para no volver a caminar los casi 3 kilómetros que separan esta zona del puerto, tomamos un autobús, para el que se debe sacar previamente el ticket, no lo venden en el propio bus. Montamos en el autobus ¼ que nos cuesta 3€ y nos deja en la Piazza J.F.Kennedy.

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Seguimos paseando por la parte antigua, nos asomamos a la Plaza del Plebiscito y tras pasar el Arco del Triunfo Trajano, comenzamos la ascensión por la colina Guasco para visitar la Catedral de San Ciriaco y los restos del anfiteatro romano.

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Continuamos nuestro recorrido bajando dirección la Marina para ir al Mole Vanvitelliana.

Desde aquí, un poco perdidos, intentamos subir a la Ciudadela. Los lugareños son especialmente amables con el turismo. Un señor nos acompañó un largo trecho para reconducir nuestro camino por unas empinadísimas calles hasta que por fin llegamos a la Ciudadela. Pero fue una total decepción, pues no es más que una mola de piedra impenetrable.

La visita a Ancona no da para mucho más. A la hora del medio día, regresamos al barco a almorzar.

Salimos a las 18h de Ancona, en una tarde gris y tontorrona, donde parecía que iba a llover.

Al día siguiente legamos temprano a Venecia.

Como bien he comentado en alguna ocasión, nosotros no cogimos los vuelos chárter que incluye la compañía, cuyo destino es Barcelona o Madrid. Nosotros compramos los billetes por nuestra cuenta para poder volar directos a Bilbao y además porque estuvimos un día antes de la salida del crucero visitando Venecia.

Así que, para este último día, preguntamos en la recepción del barco 2 noches antes si ofrecían transporte al aeropuerto en bus y nos ofreciendo los traslado por 20€ por persona. Nos pareció un buen precio, puesto que el precio del vaporetto o alilaguna tampoco es nada económico y tarda unas 2 horas en llegar al aeropuerto. Además, de esta manera no tendríamos que estar arrastrando la maleta por la terminal de crucero, ni cargando y descargándolas de los vaporettos.

La valoración de este crucero ha sido muy positiva: muy buen servicio, muy buena organización, así como preciosas visitas. Si tuviera que poner un `PERO’ serian el tiempo de las escalas que son muy cortas.

Tened en cuenta que el horario que pone en los folletos informativos es horario de llegada y salida del barco. Los pasajeros deben estar a bordo 1h o 30minutos antes de la salida. Añadiendo a esto posibles desplazamientos desde la terminal de crucero, como el caso de Santorini o Dubrovnik. En estas estalas el tiempo fue escasísimo. Nos quedamos con muchas más ganas de más.