Sin olvidarnos de adelantar los relojes una hora, desembarcamos en el puerto de Tallin a las 9.30am.
Lo que más me ha gustado de este crucero, es que el barco atraca tan cerca de la ciudad, que se puede desayunar viendo Tallin o almorzar contemplando Estocolmo. Es algo magnifico.
Desde el mismo momento en que ponemos un pie en el puerto podemos distinguir no muy a lo lejos las punteadas agujas que invaden la ciudad, que en un principio me recuerdan al castillo de princesas que tanto simboliza a Disney.
Tras salir de la zona de cruceros, nos encontramos con un parking con autobuses y taxis, cosa que no recomiendo porque en 15 minutos te presentas en la ciudad. También hay un punto de información con mapas. Para salir de la zona del puerto es casi obligatorio atravesar un mercadillo de souvenirs, que nosotros no hacemos mucho caso a la ida, pero sí que nos entretuvimos en mirar a la vuelta.
Tras 15 minutos caminando ya llegamos al comienzo de nuestro recorrido en el Centro Histórico de la Ciudad, declarado todo ello Patrimonio de la Humanidad. Nos encontramos al norte de la calle Pikk en la Torre Margarita ‘La Gorda’, sede del Museo Marítimo. Nos sumergimos en el recinto amurallado avanzando por la calle Pikk. En el nº 71 podemos observar 3 edificios conocidos como Las Tres Hermanas, las casas más famosas de la Ciudad, a menudo contrapuestas a los Tres Hermanos de Riga.
Nos detenemos para ver la Iglesia de San Olav, que tiene entrada por la calle Lai. Esperamos a que abran a las 10.00, ya que sólo faltaban 5 minutos. Visitamos la iglesia por dentro, que era muy sencilla y subimos a lo alto de la torre. Esta escalinata no es apta para asmáticos y las vistas desde lo alto tampoco son aptas para personas con vértigo.
Las vistas desde aquí son espectaculares, pero la plataforma que hay montada da bastante sensación de inseguridad. Después de 30 minutos de visita salimos para continuar el recorrido por la calle Pikk.
Nos detenemos en el nº 26, Casa de la Hermandad de los Cabeza Negra para observar la famosa puerta roja, verde y dorada de 1649. Y más adelante en el nº 20 con El Corredor del Gremio Canuto, actualmente sede de un teatro de danza moderna. Justo en frente, en la fachada barroca del edificio, se ve la figura de un hombre que lleva lentes antiguas. La leyenda dice que una mujer celosa puso el hombre que mira de reojo allí para advertir a las mujeres que bailaban en el gremio de que sus esposos las observaban.
Y como último punto a visitar de esta calle nos detenemos en el nº 17 a la entrada del edificio que en su día fue la Sede del Gran Gremio, actualmente es el Museo de Arte Estonio (KUMU). Justo en frente está situado el café Maiasmookk (El Goloso) la pastelería más conocida de la Ciudad, fundada en los años 30 del s. XX.
En esa misma plaza, nos encontramos la Iglesia del Espíritu Santo, con el reloj público más antiguo de Tallin y la campana más antigua de Estonia, a la que no entramos. Justo a la derecha del edificio, por el callejón Sajakang (Callejón del Pan) accedemos a la Plaza del Ayuntamiento, donde en el nº 11 se sigue levantando una de las Farmacias más antiguas de Europa.
Dejamos la visita del Ayuntamiento y las fotos para más tarde y salimos dirección a la calle Viru, hasta la entrada para fotografiarnos con las puertas. La calle Viru no pega mucho con el resto del casco antiguo de la ciudad. Está llena de boutiques y de tiendas de ropa de marca. Aquí mismo, junto a las puertas hay un MC Donald, donde nos resguardamos unos 15 minutos de un chaparrón que nos calló.
Una vez que la lluvia decide cesar, volvemos sobre nuestros pasos hasta el Ayuntamiento para hacer la visita por su interior. En la entrada no te dan ningún tipo de folleto, a modo informativo sólo unos pequeños paneles que hay en cada sala escritos en inglés. El edificio no es tan impresionante ni tan grande como el de Estocolmo, pero es curioso. Nada más entrar tenemos una copia de la veleta del Vana Tomas. Y desde lo alto de la torre tenemos unas vistas preciosas de la plaza.
Para cuando salimos del Ayuntamiento el cielo estaba completamente despejado y así nos animamos a subir a Toompea. Desde la plaza donde nos encontrabamos tomamos la calle Kinga y volvemos a la calle Pikk hasta llegar a la entrada norte y subir por la calle Pikk Jalg, que nos condujo directamente a la Catedral Alexander Nevski. La catedral por dentro es preciosa, pero no está permitido sacar fotografías ni grabar con cámara de video.
Salimos de la catedral y giramos a la derecha para callejear por la calle Toom-Kooli, que nos llevó directos a la Iglesia de Santa María. La bordeamos y llegamos a la Kiriku Plats para coger la calle Kohtu y llegar al fantástico Mirador de Kohtu. Aquí había todo tipo de puestecitos de souvenirs y de aperitivos. Yo me paré a probar unas almendras garrapiñadas que me ofrecieron, que estaban espolvoreadas con canela. ¡Exquisitas!. Me compré un paquetito pequeño por 2€, estaban riquísimas. Regresamos hasta Nevsky por las calles Toom Rüütli y Piiskopi. Decidimos acercarnos a la Muralla del Castillo que había pasado desapercibida hasta ese momento. Nos adentramos por una apertura y bajamos sin querer por la calle Lühike Jalg que nos condujo hasta la Iglesia de San Nivolás, convertida en museo y donde se puede admirar Retablo de San Nicolás, y la famosa obra Danza Macabrade de Bernt Notke.
Decidimos no entrar y bajamos por la calle Niguliste, giramos a la izquierda y regresamos por tercera vez a la playa del Ayuntamiento, donde había una especie de mercadillo de souvenirs. Aquí encontramos postales por 50 céntimos e imanes muy graciosos con forma de vikingos para la nevera, entre otras cosas.
Para salir de la ciudad decidimos salir por la calle Vene, donde encontramos el Pasaje de Santa Catalina y el Monasterio Dominico. Encontramos además otra Iglesia de San Nicolás.
Al final de la calle Vene, en el nº 33 de la calle Uus vi un puesto de Bike Tour (www.citybike.ee), que me pareció una forma curiosa de visitar la ciudad. Ya que casi todas las calles son peatonales. Aunque un poco difícil moverse en bici entre tanto turistas.
Nuestro tour acaba a las 13.45, y vuelta al barco a comer.
Esta noche hacemos cambio horario de nuevo +1 hora.
Distancia Tallin – San Petersburgo: 161 millas.
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